Decidimos entonces ponernos nuestros atuendos de bucaneros e ir a seguir las pistas.
Un torreón solitario, unos marineros construyendo un nuevo escondite, una playa con un tesoro escondido... unos pasos a seguir y hallamos...el tesoro del mismísimo ¡Barbanegra!: Un cofre con unos dulces doblones de plata y oro.
Una buena tarde para disfrutar como corsarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario